¿Y eso quiere decir que los españoles estamos más solos que la una? Espero que no, por lo menos yo no.
En fin, ese día, notamos que, en Puebla, timaban demasiado. Ese bar nos lo había recordado la dueña de la casa en la que habitamos durante esos 3 maravillosos días. El abuelo Paco pidió una "TRUCHA A LA ESPAÑOLA". Y, ¿que nos sorprendió de ese plato? Pues que... bueno, era una trucha corrientita del todo. Y claro, risas a más no poder. Aun que, después dijo estaba buena. Claro, como el todos los días pesca truchas y caza perdices, pues sabe mucho de esas cosas. Por lo menos es lo que dice... ¿Me lo creo?
En el próximo capítulo...
Subiendo y subiendo... ¡NADA!
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