viernes, 30 de enero de 2009

Y al verla pasar


El color de la paloma de la paz
puede romper un mundo sin libertad.
Blanco como la nieve,
como el agua que llueve.


Transparente es su corazón
Y su respirar fuerte es.
Porque vive intensamente

su día sin la muerte.


Y al verla pasar volando sobre mí
mis ojos volaron con ella.
Mi pecho se llenó de aire.
Y mi cabeza se fue a Viena.


Oh, dulce paloma de la paz
tu hermoso volar me alegra el día.
Tus alas vuelas sin cesar
Y tu melodía transmite libertad.


Cuando vuelas sobre mis hombros,
a tu corazón lo noto.
Y también se nota el mío.
Puro nervio y alboroto.


Noto una dulce brisa,
cuando giro mi cabeza,
al pensar en lo que hallaré
al dar la vuelta.


Y te vi allí,
repartiendo paz.
Y este poema,
allí encontró su final.









lunes, 26 de enero de 2009

Me llamo Simba - Capítulo 2: ¿Hogar dulce hogar?


Los días pasaban y yo seguía creciendo. Cada vez más, mi raza es de gran tamaño, como ya sabréis. Cuando Emma no estaba, yo me sentaba en la alfombra a ver si alguien quería jugar conmigo. Pero no... y así me pasaba toda la mañana, intentando llamar la atención: movía el rabo, ladraba... y nada, que nadie quiere hacerme caso. Y encima, cuando la madre de Emma se va, yo me quedo solo. Y el padre está trabajando. Es un poco aburrido. Pero cuando llega mi dueña, me pongo muy contento. ¡Incluso tenemos un ritual! Después de cruzar la puerta de entrada, deja su mochila, yo la sigo y nos vamos al salón. Allí ella me coge y me da besos y abrazos. Que buena es... A la hora de la comida, ellos se sientan a comer y, cuando Emma no quiere comer, baja la mano y yo me como su comida. A veces, cuando sus padres se dan cuenta, se enfadan con nosotros y me llevan al salón, encerrado. Que malos son...

El otro día, cuando fuimos a dar un paseo los cuatro, vimos un perro. Y me empezó a ladrar. ¡Y eso que yo no le había hecho nada! No entendía. Yo le ladré para que se callara y entonces, me araña. El padre de Emma, que llevaba la correa, dio un tirón y por poco me ahoga. Me llevaron a casa y me quedé encerrado en la cocina toda la noche. Fue horroroso. El día siguiente era sábado y Emma, que es la más madrugadora, se levantó y me fue a sacar de la cocina. Y, como no, cuando los padres se despertaron, otra bronca. Empezaba a fastidiarme que todos los días nos estuvieran gritando...
La foto es de "Os palleiros" una asociación para adoptar perros. Su web: http://www.ospalleiros.org/

sábado, 24 de enero de 2009

Me llamo Simba - Capítulo 1: Me encontró en una celda.


Y ahora, disfrutar de una entrañable historia entre un perro y su dueña.



PRÓLOGO:

Cuando ella me encontró yo fui el perro más feliz del mundo. Cada día que pasaba era una alegría tras otra. Jugábamos en el jardín, me lanzaba el "freesbee" y yo corría a buscarlo y se lo daba en la mano, era la vida que todo perro deseaba. Pero me equivoqué, ahora se que no se puede confiar en todo el mundo, ni siquiera en tu mejor amigo.






CAPÍTULO 1:
ME ENCONTRÓ EN UNA CELDA

Mi madre se llamaba Lúa, era un Labrador Retriever. Y mi padre se llamaba Tor, otro Labrador Retriever. Yo nací una tarde como hoy, de invierno, todo el cielo nublado, llovía cada dos por tres. A los pocos meses de nacer, mataron a mis padres porque ya tenían 11 y 10 años, y a esa edad ya nadie quiere a un perro tan crecido. Por suerte, yo tenía 5 meses, y era muy pequeño.


Un día, entró a la perrera, donde vivía yo, una niña con sus padres. Llevaba dos coletas y un vestidito muy bonito. Iba agarrada de la mano de sus padres y parecía muy feliz. Según lo que oí es que era su cumpleaños y le iban a regalar un perro.


Mi "cuarto", por así llamarlo, estaba justo al final del todo, al lado de la pared del fondo. Ella iba recorriendo celda a celda, sin encontrar un perro que le gustase. Hasta que se paró en la celda que estaba justo a mi lado. Era un cachorro de 5 semanas, al que le daban biberón, pues su madre ya no estaba con él. Lo sacó de su celda y lo cogió en brazos. Lo abrazó y besó sin parar. Era el elegido. Por suerte, llegó el dueño de la perrera y le dijo a la muchacha que no podía tener ese perro, que ya lo habían adoptado y lo iban a recoger en una hora. Con cara triste, se acercó hasta mí y gritó:

-¡Ese! ¡QUIERO ESE PERRO!

Los padres se miraron entre si. Al parecer, ya había llegado la hora de que yo saliera de ese antro. ¡Me habían adoptado! Todo era tan alegre...

Cuando llegamos a su casa, me la enseñó toda. Su habitación era muy grande, la verdad. Y el salón... casi tanto como el resto de la casa. Me tenían preparado un cubo con pienso, estaba riquísimo. Y una leche tan rica... Se me hace la boca agua de recordarlo.

Tenían fotos de mi dueña, que descubrí que se llamaba Emma, y de otro perro. A lo mejor se les había muerto, pobres... De pronto, Emma se acercó a mi y me dijo:

- ¡Hola! ¿Estaba rica la comida? ¡A! Te tengo que poner un nombre... A ver... ¡Ya sé! ¡Simba! ¡Es perfecto!

Bueno, al parecer me llamaba Simba, no era de lo mejor, pero bueno, ella me da cariño y me da de comer, así que tendré que aguantar ese nombre.

Emma no paraba de repetir que nadie nos separaría nunca... que íbamos a ser los mejores amigos del mundo mundial, como decía ella. Todo era genial. Por lo menos, en ese momento...




jueves, 22 de enero de 2009

Pedrito. Granjero en acto, sabio en potencia.


Hoy en clase de Sociales, el profesor nos estaba hablando de la prehistoria. Y yo, aburrido como una mula, empecé a cavilar sobre por qué teníamos que ir a la escuela.

Normalmente, para todos es un sacrificio enorme tener que ir al instituto, pero para otros es un placer inmenso. Y yo no soy de un extremo ni de otro. A mi no me gusta madrugar, pero me gusta aprender cosas nuevas. Y, como intento llenar mi cabeza de cuentas matemáticas, raíces cuadradas, análisis sintácticos, análisis morfológicos, comencé a pensar...


Tontolandia, 1947

Había una vez un niño llamado Pedrito. Él era de una familia pobre, y vivía en una aldea, con sus abuelos, sus padres. y sus tres hermanos. En aquella época solo los niños ricos iban a las escuelas, si iban. Y Pedrito, como era pobre, no podía ir al colegio. Tenía 8 años y no sabía ni leer, ni escribir... Porque nadie se había molestado en enseñarle. El pobre de Pedrito se pasaba la vida haciendo de pastor por las mañanas y de granjero ordeñando vacas. Pero el aspiraba a más. Era un "nolisto" en acto, pero un sabio en potencia.

Un día, Pedrito, iba a bajar al pueblo a comprar agua, pues el vivía en lo alto de una montaña y no tenía un supermercado a la vuelta de la esquina. De camino al pueblo, se encontró a una señora ciega hablando con una tal Heidi, por lo menos eso escuchó. También vio a un niño buscando a su mama con un mono en el hombro. "Vaya par de dos", decía Pedrito. Y, como no, se encontró a una niña pelirroja con trenzas y unas medias hasta las rodillas montada en caballo y, también, con un mono en el hombro. "Cada día se ven unas cosas más raras..."- decía para si mismo Pedrito.

Y por fin, cuando llegó al pueblo, lo primero que vio fue la escuela. Era la hora del recreo, ergo, los niños estaban en el patio jugando a "mamás y papás". Pedrito se acercó a un niño y le dijo:

- Oye, ¿tú sabes leer?

- Pues claro - le contestó este-. No saber leer es de pobres.

Pedrito puso una cara triste y siguió su camino. Pasaba por calles en las que había "El Corte Inglés", videoclubs, 24 horas, "Hiper Froiz"*... Hasta que llegó a una ancianita, al lado de su vaca, que vendía botellas sueltas de "Aquabona" ... ¡A MITAD DE PRECIO! Le dio a la viejecita el dinero y, antes de irse, Pedrito le dijo:

- Señora, ¿sería tan amable de dejarme vender la leche que tienen las ubres de su vaca? A cambio, yo se la ordeño.

- Muy bien, hijito, toda tuya.

Y después de unos cuantos ¡muuuuuuuuus! y otras cuantas coces, Pedrito se dispuso a vender la leche.

¡En menos de una hora había recaudado 50 pesetas!

Pedrito, cuando ya había vendido todo, se despidió de la anciana y se fue corriendo a la escuela, a que le enseñaran a sumar en una clase enterita, con sus 50 minutos.

Ya se había sentado en su pupitre y el "profe" le dijo:

- Vamos a ver, Pedrito. Si yo tengo cuatro vacas aquí y dos allá. ¿Cuántas vacas tengo en total?

- Mmmmm...-pensaba Pedrito-. undostrescuatro...cinco... ¡6! ¡Tiene 6 vacas!

- ¡Muy bien Pedrito, ya sabes sumar!






En ese momento mi profesor de sociales me llamó la atención y no pude seguir escribiendo, lo siento, otro día será.
* Que quede claro que sé que todos esos comercios no existían en aquella epóca, es para hacer reír un poco y para que se vea que el niño no se podía permitir comprar en aquellos establecimientos, solo podía pagar a una anciana que vendía a mitad de precio.


martes, 20 de enero de 2009

Música, mestre


Outro martes máis estame esperando a miña profesora de violín para darme clases en colectiva. NÓs tocamos o "cancan" de Offenbach, e así será ata que sexa a audición. Ensaiando en grupo, usamos un tempo de 73 medido no metrónomo. Eu ensaiarao moito máis rápido, pero non me importaba. E, xa pasada a primeira parte, ía empezar o estribillo e eu emocioneime: púxenme a tocar moitísimo máis veloz, como eu o ensaiara. A música, un gran misterio, cremos que o sabemos todo dela, pero quédanos moito por descubrir, e nunca o saberemos todo.



Fai clic aquí para escoitar a cancion orixinal de "French Cancan"

miércoles, 14 de enero de 2009

En el fin del mundo

Señor Presidente:

Cuantas veces nos habremos preguntado cuando será el fin del mundo... Cuantas veces nos hemos preguntado cuanta vida le queda a la Tierra... Pero muy pocas veces nos hemos preguntado: ¿Quién es el culpable? Pues todos, esa es la respuesta. Yo ya estoy harto de decirles a todos: recoge ese papel del suelo, no gastes tanta agua, ahorra energía, camina más... Pero nada, ni caso. Y la política todo lo empeora, como no. Dígame Señor Presidente, ¿usted ha elaborado alguna ley que reduzca el consumo de electricidad? ¿Ha puesto patrullas de policía en las calles para cuando alguien tire un papel al suelo poner una multa y que lo recoja? Ya se que resulta muy complicado... Pero nada es suficiente con tal de evitar que nuestra querida Tierra, el planeta azul, salga malparada. Es muy triste, Señor Presidente, muy triste. Pero nada, hay gente que se ve que no se preocupa por los demás, y que más egocéntricos no nacen. Así que dicen: "yo voy a hacer lo que me de la gana, a mis hijos no les pasará nada, a mis nietos tampoco, pero a mis bisnietos... tanto me da". Y no, no se puede pensar así. Si te importan tus hijos, piensa en los hijos de los hijos de los hijos de los hijos de tus hijos, que tal vez ya no vean el mundo como lo vemos hoy en día. Y, a lo mejor, ni lo ven. Señor Presidente, esto ya va muy lejos, hay que actuar ipso facto. O tendremos que sufrir las consecuencias muy pronto. Dígame, Señor Presidente: ¿usted tiene hijos? Pues si es así, piense en ellos, por el amor de Dios. Sea bondadoso y vayamos a cuidar el planeta. Ahora la mayor potencia mundial, Estados Unidos, está (por fin) gobernada por alguien del que se espera que lidere el avance mundial. Por favor, no nos haga irnos de nuestra querida Tierra y haga algo. Se lo pide todo el mundo, a usted y a todos los presidentes del mundo. Actúe.
Atentamente,
Gato Negro

martes, 13 de enero de 2009

Hoy puede ser un gran día aunque sea martes y trece

Hoy puede ser un gran día. Plantéatelo así, aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti. Dale el día libre a la experiencia para comenzar, y recíbelo como si fuera fiesta de guardar. No consientas que se esfume, asómate y consumela vida a granel. Hoy puede ser un gran día, duro con él. Hoy puede ser un gran día donde todo está por descubrir, si lo empleas como el último que te toca vivir. Saca de paseo a tus instintos y ventílalos al sol y no dosifiques los placeres; si puedes, derróchalos. Si la rutina te aplasta, dile que ya bastade mediocridad. Hoy puede ser un gran día, date una oportunidad. Hoy puede ser un gran día imposible de recuperar, un ejemplar único, no lo dejes escapar. Que todo cuanto te rodea lo han puesto para ti. No lo mires desde la ventana y siéntate al festín. Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien. Hoy puede ser un gran día y mañana también.

Joan Manuel Serrat (1981)



"Hoy puede ser un gran día imposible de recuperar en el que todo cuanto te rodea lo han puesto para ti" · Aunque sea martes y trece, disfruta de este día como un ejemplar único, no lo dejes escapar. Rompe espejos, pasa por debajo de escaleras, encuéntrate a un Gato Negro...

lunes, 12 de enero de 2009

Vida



"Eso de nacer y morir a mi no me preocupa.
A mi lo que me interesa es la vida,
no las puntas de la vida".
Joaquín Salvador (Quino).




lunes, 5 de enero de 2009

A Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente


Queridos Reyes Magos:


Este año he sido un niño muy bueno. Y, por la presente, os pido un poquito de sentido común para la gente. Más felicidad para todos. Un hada madrina para que nos guíe en nuestro camino, que últimamente la gente va un poco perdida, sin rumbo. Ya sabéis lo que digo. Los conocéis a todos perfectamente. Y sabéis cada movimiento que hacen cada día. Y bueno, ¿que tal el trabajo? ¿Cómo anda el mercado de deseos? Cada año más, ¿verdad? Y la crisis ni os deja respirar. Pues yo ya no os pido más. Solo que cuidado con el tráfico. Que me han dicho que este año, en el desierto, anda mucho rebaño. Y eso es muy raro. Así que me despido. Supongo que nos veremos el año que viene. Prometo no daros más guerra. Y portarme bien durante todo el año. Intentaré ordenar mi habitación más a menudo. Y hablar menos, os lo juro. Espero que siempre quede un hueco por ahí dentro, en vuestro corazón. No os olvidéis de contestarme. que llevo doce años esperando respuesta. Y nada, que no llega. A lo mejor el correo anda mal.O el viaje es muy largo, y os ahorráis las molestias. Os he prometido que hablaría menos, y así lo haré. Así que me despido. Buen viaje. Y me callaré.

Siempre vuestro, Gato Negro