lunes, 4 de mayo de 2009

La guarida del gato


Era muy duro pensar en la muerte. Y atado de pies y manos sin poder moverse comencé a cavilar sobre estos últimos meses. Que podía haber fallado… que podía haber salido mal… Mientras, esa cosa caminaba hacia mí, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Mi hora había llegado, y esta vez no podía hacer nada para evitarlo. Él estaba cada vez más cerca… Solo podía cerrar los ojos, y dejarme ir...